jueves, 22 de agosto de 2013

ES INMORAL QUE HAYA RECURSOS PARA SU CAMPAÑA REELECCIONISTA, PERO NO PARA LOS NIÑOS POBRES


 
El día domingo se celebró en todo el Perú el día del niño y por ende el día del niño  carabayllano, pero ni un solo centavo se utilizó en su día.
Como los niños no votan,  al diablo el día del niño,  así parece  decirlo el alcalde Carabayllo  con esa sonrisa idiota que suele expresar su rostro.
Quisiéramos que el alcalde y sus hijos  viva tan solo  una semana en la falda de los cerros del AA HH “Chavín de Huantar”  para que compruebe en carne propia como los niños de las zonas marginales, no viven en el sentido exacto del término.
Sabría  este insensible alcalde que derrocha millonadas en su campaña reeleccionista,  que los niños pobres ven el día como un día de más sufrimiento en su penosa existencia,  porque nacieron en la pobreza, porque la pobreza transcurre en ellos día a día y noche a noche, porque la pobreza los aplasta, los enferma, lo aniquila.
Mantener así a los niños pobres es uno de los mayores delitos sociales, porque ellos son también hijos de este pedazo de tierra llamado Carabayllo y quienes lo administran, quienes se enriquecen ilícitamente, están obligados a mantener a la niñez, a darle vitalidad, a darle alegría, a cultivar en ellos la justicia y la solidaridad. Al no hacerlo están cometiendo un acto ilícito que es delito y que debe ser enérgicamente sancionado conforme a ley.
Alrededor de ellos los gobiernos y las clases pudientes celebran el dia del niño  con espectaculares Swohs; hacen fiestas de regalos, exhibicionismo, vanidad, etc. Y cuando finaliza la risa, la música y los cánticos, los niños pobres continúan vagando por las calles, arrastrando su miseria, arrastrando su dolor con sus cuerpecitos, débiles y sus miradas vagas.
Insensibilidad de quienes destinan gruesas sumas de dinero para banquetes y chupetes, para millonarias campañas reelecionistas, etc, etc. Y para los niños pobres ni siquiera las migajas, pero si abundante demagogia.
El niño pobre es la víctima inocente que cuando crece recordará que no tuvo una satisfacción, que no tuvo amparo, recordará la porquería que fueron sus autoridades, recordará que los dejaron que continúen en su papel de recicladores, de picapiedreros, de vendedores de caramelos a pesar de su solo 4 o 5 años de edad y 12 horas de jornada laboral. Con con esos recuerdos, estos niños pobres, con razón se alinearán bien en el pandillaje, delincuencia y  drogadicción.
El niño pobre, no anida en su corazón, ni en su mente, nada que la haga recordar una manifestación de amor, de protección, de amparo. El niño pobre y marginado crece indiferente, porque la sociedad, sus autoridades no le dio amor, le dio solamente egoísmo, apariencia y falsedad. Este niño crece vació de valores, crece resentido.
El niño pobre mira como sus hijos visten elegantes, con mucho cuidados, concurriendo a colegios exclusivos, mira como sus hijos se alimentan de manjares y están robustos y bien vestido, y compara su existencia de privaciones y conforme va desarrollando reflexiona en la injusticia, en la desigualdad. Entonces  ¿para qué mierda sirve el día del niño si todo va a continuar igual?

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