Por: Wilfredo Pérez Ruiz (*)
Es frecuente creer que el concepto de marketing es, únicamente, aplicable a productos y servicios. Sin embargo, es factible interiorizar sus favorables implicancias en los individuos para lograr una excelente colocación laboral y obtener nuevas metas profesionales.
De allí, la necesidad de comprender su uso en el plano personal y, por lo tanto, administrar determinadas estrategias –propias del quehacer empresarial- en la proyección profesional. Todos tenemos una “marca” (el nombre y apellido), un “empaque” (la vestimenta) y un “slogan” (una frase sencilla utilizada para resaltar nuestras fortalezas). Hay que emplear la receta correcta para lograr explícitos objetivos.
El Marketing Personal ofrece un conjunto de técnicas para mejorar la imagen con el fin de agradar y conseguir empleo. Es un sistema integrado de actividades orientadas a conocer ofertas de trabajo. Ello pasa por el análisis propio, el posicionamiento, la asignación de sueldo a negociar, promoción, currículum, carta de presentación, entrevistas, tarjetas personales, red de contactos y cómo llegar al mercado para conquistar sus fines.
Un primer paso consiste en saber si tiene las condiciones para enfrentar el espacio que desea abordar. Por lo tanto, se sugiere hacer un análisis FODA (fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas) –sereno, acucioso y pormenorizado- a fin de contar con un diagnóstico intrínseco. Es conveniente identificar las limitaciones, miedos e inseguridades y meditar cómo éstas pueden significar barreras para crecer.
Toda persona idónea debe conocer sus puntos fuertes y endebles. Este estudio es recomendable con el afán de percatarse -con mayor rigurosidad- en donde puede ubicarse y facilita advertir sus posibles reacciones en momentos de crisis. En concordancia con el grado de discernimiento íntimo, será el nivel de seguridad para confrontar el devenir laboral.
Sinnúmero de sujetos adolecen de la mínima percepción de su ser interno. Explorarse es un requisito prioritario para afianzar la empatía, la autoestima, el temperamento, las habilidades sociales, la inteligencia emocional e interpersonal, entre otros aspectos de incalculable implicancia en los variados escenarios donde se desenvuelve. Un experto no solo exhibe actualizados conocimientos, también interactúa con otros semejantes –en su quehacer diario- y, en consecuencia, requiere de tácticas para afrontar con éxito la compleja relación humana. Más aún en un medio lleno de tensiones, desencuentros y adversidades.
No existe la persona perfecta, pero sí la imagen y talante inigualable (entendamos que una buena imagen no implica belleza o perfección física). Recomiendo invertir en uno mismo, estudiar sus flaquezas (desde lo positivo) y potenciar sus fortalezas. Se debe tener tiempo para examinar su área de competencia y ver una oportunidad en todo.
Amigo lector, le aconsejo realizar el siguiente ejercicio: Párese unos segundos frente al espejo, mírese, quiérase, reconózcase y acéptese; acompañe su sapiencia o experiencia, con humildad y crecimiento individual. Recuerde, aceptarse es el primer paso para saber hacia donde quiere llegar.
Dentro de este contexto, hay que incorporar algunos atributos como la capacidad de escucha y trabajo en equipo, adaptabilidad, persistencia en la solución de problemas, flexibilidad para ajustarse a los cambios, mentalidad abierta y positiva, confianza en sus virtudes, perseverancia, autocontrol y disposición para el aprendizaje.
Es pertinente observar su apariencia, modales, vestimenta, higiene, forma de comunicarse, trato cotidiano, noción de las pautas de etiqueta social, cultura general, actitud individual, lenguaje gestual y posturas, desenvolvimiento y tono de voz. En ese sentido, reitero lo comentado en mi artículo “La importancia de la imagen personal”: “…Muchas veces -lo afirmo por mi experiencia docente- el estudiante y egresado tiene una explicable expectativa por adquirir conocimientos para acceder a mejores colocaciones de empleo, descuidando o desconociendo la valoración de su ‘imagen’ en una entrevista laboral. Recomiendo preocuparse por comprender la trascendencia de la ‘foto’ que tendrán de usted -a partir de su forma de actuar- en un mercado de trabajo exigente acerca de su habilidad social, desenvolvimiento, manejo de competencias, capacidad empática y eficiencia en las comunicaciones…”
Recuerde, las instituciones convocan a colaboradores con estabilidad en su vida personal, que agreguen valor a la organización, con adaptación a las transformaciones de la empresa, hábiles en comunicación, con liderazgo efectivo y amplitud de adiestramiento, proactivas y poseedoras de sólidos valores de honestidad, lealtad e integridad. ¿Usted cuenta con estos componentes?
El Marketing Personal es una herramienta imprescindible para impulsar las cualidades humanas al máximo, potenciándolas con la finalidad de alcanzar un rendimiento laboral óptimo. Son destrezas para aprender a promover nuestras habilidades con la intención de entrar en un mundo cada vez más competitivo. Por esta razón, tenga en cuenta las palabras de la lúcida escritora inglesa Doris Lessing: “El talento es algo bastante corriente. No escasea la inteligencia, sino la constancia”.
(*) Docente, conferencista, periodista, consultor en organización de eventos, protocolo, imagen profesional y etiqueta social. http://wperezruiz.blogspot.com/
El Marketing Personal ofrece un conjunto de técnicas para mejorar la imagen con el fin de agradar y conseguir empleo. Es un sistema integrado de actividades orientadas a conocer ofertas de trabajo. Ello pasa por el análisis propio, el posicionamiento, la asignación de sueldo a negociar, promoción, currículum, carta de presentación, entrevistas, tarjetas personales, red de contactos y cómo llegar al mercado para conquistar sus fines.
Un primer paso consiste en saber si tiene las condiciones para enfrentar el espacio que desea abordar. Por lo tanto, se sugiere hacer un análisis FODA (fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas) –sereno, acucioso y pormenorizado- a fin de contar con un diagnóstico intrínseco. Es conveniente identificar las limitaciones, miedos e inseguridades y meditar cómo éstas pueden significar barreras para crecer.
Toda persona idónea debe conocer sus puntos fuertes y endebles. Este estudio es recomendable con el afán de percatarse -con mayor rigurosidad- en donde puede ubicarse y facilita advertir sus posibles reacciones en momentos de crisis. En concordancia con el grado de discernimiento íntimo, será el nivel de seguridad para confrontar el devenir laboral.
Sinnúmero de sujetos adolecen de la mínima percepción de su ser interno. Explorarse es un requisito prioritario para afianzar la empatía, la autoestima, el temperamento, las habilidades sociales, la inteligencia emocional e interpersonal, entre otros aspectos de incalculable implicancia en los variados escenarios donde se desenvuelve. Un experto no solo exhibe actualizados conocimientos, también interactúa con otros semejantes –en su quehacer diario- y, en consecuencia, requiere de tácticas para afrontar con éxito la compleja relación humana. Más aún en un medio lleno de tensiones, desencuentros y adversidades.
No existe la persona perfecta, pero sí la imagen y talante inigualable (entendamos que una buena imagen no implica belleza o perfección física). Recomiendo invertir en uno mismo, estudiar sus flaquezas (desde lo positivo) y potenciar sus fortalezas. Se debe tener tiempo para examinar su área de competencia y ver una oportunidad en todo.
Amigo lector, le aconsejo realizar el siguiente ejercicio: Párese unos segundos frente al espejo, mírese, quiérase, reconózcase y acéptese; acompañe su sapiencia o experiencia, con humildad y crecimiento individual. Recuerde, aceptarse es el primer paso para saber hacia donde quiere llegar.
Dentro de este contexto, hay que incorporar algunos atributos como la capacidad de escucha y trabajo en equipo, adaptabilidad, persistencia en la solución de problemas, flexibilidad para ajustarse a los cambios, mentalidad abierta y positiva, confianza en sus virtudes, perseverancia, autocontrol y disposición para el aprendizaje.
Es pertinente observar su apariencia, modales, vestimenta, higiene, forma de comunicarse, trato cotidiano, noción de las pautas de etiqueta social, cultura general, actitud individual, lenguaje gestual y posturas, desenvolvimiento y tono de voz. En ese sentido, reitero lo comentado en mi artículo “La importancia de la imagen personal”: “…Muchas veces -lo afirmo por mi experiencia docente- el estudiante y egresado tiene una explicable expectativa por adquirir conocimientos para acceder a mejores colocaciones de empleo, descuidando o desconociendo la valoración de su ‘imagen’ en una entrevista laboral. Recomiendo preocuparse por comprender la trascendencia de la ‘foto’ que tendrán de usted -a partir de su forma de actuar- en un mercado de trabajo exigente acerca de su habilidad social, desenvolvimiento, manejo de competencias, capacidad empática y eficiencia en las comunicaciones…”
Recuerde, las instituciones convocan a colaboradores con estabilidad en su vida personal, que agreguen valor a la organización, con adaptación a las transformaciones de la empresa, hábiles en comunicación, con liderazgo efectivo y amplitud de adiestramiento, proactivas y poseedoras de sólidos valores de honestidad, lealtad e integridad. ¿Usted cuenta con estos componentes?
El Marketing Personal es una herramienta imprescindible para impulsar las cualidades humanas al máximo, potenciándolas con la finalidad de alcanzar un rendimiento laboral óptimo. Son destrezas para aprender a promover nuestras habilidades con la intención de entrar en un mundo cada vez más competitivo. Por esta razón, tenga en cuenta las palabras de la lúcida escritora inglesa Doris Lessing: “El talento es algo bastante corriente. No escasea la inteligencia, sino la constancia”.
(*) Docente, conferencista, periodista, consultor en organización de eventos, protocolo, imagen profesional y etiqueta social. http://wperezruiz.blogspot.com/
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