Dorita*
comparte su experiencia de vida:
“Quisiera
compartir con todos mi experiencia soy una mujer ya mayor.
Me
casé bastante joven, tenía yo 20 años y
me casé con la ilusión de hacerlo hasta la muerte.
Mi esposo
empezó a cambiar y fui violentada enajenada violada maltratada por más
de 25 años.
Todo
el tiempo no pude concretar mi separación por que siempre pensé en mi hijo y
claro en luchar hasta las últimas consecuencias por mi matrimonio.
Además que los trámites para divorciarme eran
en ese entonces muy difíciles. Y nunca tuve tiempo ni dinero ni voluntad de
hacerlo pensando como piensan muchos aquí. La familia es la célula básica de la sociedad…etc.
Yo respeto mucho pero…por culpa de pensar de
esta forma mi hijo sufre hoy todas las cosas k vio k su padre me hacía…Yo soy
una persona triste y con tendencia a la depresión…
Sobre
mi esposo, él continúa siéndome infiel con mujeres que se prestan a esto por
internet…
Todo
se hubiera podido evitar si yo no hubiera pensado como piensan muchas aún….Que
debemos continuar casados a pesar de todo lo que tenemos que soportar por
nuestros hijos…
Hoy
con esta ley después de todo lo que sufrí puedo divorciarme…pero a pienso…oh
Dios mío ya para que
¿¿¿
Mi hijo creció y el nunca cambiara y yo¿¿¿ tal vez yo pronto moriré”.
Para
preservar la identidad de nuestra amiga lectora, la llamaremos Dorita.*
Cuantas
veces, hasta cuando seguiremos viendo, oyendo o escuchando historias como la de
Sarita?
Es
una de la miles y miles de historias que se repiten en diversas formas una
menos y otras muchísimo más graves que la narrada.
Desde
hace años en Perú se ha legislado y modificado con Ley 29282 la Ley de
Violencia Familiar y su Reglamento,- cuyo texto será abordado en otro
artículo- y como correlato existe todo un aparato policial,
fiscal y judicial que se encarga de intervenir como procesar estos casos, lamentablemente,
su quehacer es predominantemente
disuasivo, es decir, al final de todo un largo proceso incide en recomendar que durante el proceso
como al término del mismo , el agresor y su víctima o toda su familia acuda a terapias
sicológicas que casi nunca ocurren y menos le interesa al agresor.
A
diario vemos diversidad de formas de violencia familiar una más grave que otra;
en los pasados recientes días los medios
de comunicación nos traían la noticia
como un padre asesina a su dijo que defendía a su maltratada madre;
otra el de una joven esposa cansada de
esta violencia resultó asesinada por
arma de fuego por su cónyuge junto con
el policía al cual acudió a denunciar en el mismo acto que fue este último a
notificarlo a su domicilio. El agresor quien también se suicidó, resolvió en
segundos lo que la Ley tarda días, meses o años.
Lo
peor de todo es que cuando estas noticias se difunden los malos actos se copian
con el añadido que son superados en perversidad por los nuevos actores.
QUE HACER?
Aprender
a decir NO a tiempo.
Aprender
decir NO a tiempo puede y debería
significar que las personas aprendamos a
identificar y apartarnos de todo vestigio o signo de violencia, desde la
primera oportunidad.
Todos,
nuestras amigas y amigos sicólogos, siquiatras, toda autoridad, servidor
público, docentes, persona, vecino, familiares
tenemos una frondosa tarea en lo
preventivo, desde casa, en los colegios, acaso desde inicial o en la primaria,
ahora casi todos los colegios cuentan con sicólogos, pero resultan
insuficientes o en número o en estrategias para identificar y esencialmente
para poder ejecutar acciones preventivas individuales destinadas a
erradicarlas. Acaso una alternativa fuera educar a padres y docentes en
estrategias orientadas a identificar y
disuadir toda conducta violenta.
En
que colegio no existen diversidad de niños y niñas violentadas o que violentan
a sus compañeras o compañeros o que
presentan signos o síntomas de violencia en casa? Recientemente el Ministerio de Educación
procura regular al respecto una cruel realidad vigente de antaño.
Hay
quienes no se consideran violentadas porque la pareja no le pega, no le
insulta, pero la tiene sumida en un enfermizo
control hasta de sus mínimos movimientos, cual carceleros, es quien
decide por ella que hacer o no, cuando cómo y con quien o no tratar.
Si
aceptamos estas conductas desde el hogar es fácil entender porque aceptamos con resignación las vejaciones a
diario de cualquier persona desde
algunos cobradores, profesores,
compañeros de trabajo, del jefe, de la
autoridad que abusa de su poder.
Tratando
de interpretar los comentarios de César Cánepa Yori - en este país aun cuando
han pasado más de 500 años de emancipados
seguimos esperando un libertador, repetimos día a día figuras o del conquistador avasallador o del
genuflexo resignado a su condición de
conquistado.
Y
que pasa en casos como el de Sarita en
el que ELLA siendo consciente de su vejación, de su destruida autoestima
decide seguirla soportando hasta sus últimos días, día a día, con
resignación?
Sarita
es consciente del grave daño que su resignación no sólo le ha causado a ella
sino también a su hijo. Quiera su
hijo y Dios que su ciclo como agresor o
víctima no se repita.
Mi
consejo Sarita es que NUNCA, NUNCA es
tarde para que recobres tu dignidad, tu autoestima, tu libertad.
Busca
ayuda profesional, da todo por un día de vida en libertad, de vida con
dignidad, verás que vale la pena verla y sobre todo, vivirla.
DIOS
las bendiga.
“ Y CONOCERAN LA VERDAD Y LA VERDAD OS HARA LIBRES”
ULISES
MENDOZA ESPINO
Presidente
de Asociación Cristiana de Asesoría Legal del Perú
CONSULTAS,
COMENTARIOS Y SERVICIOS LEGALES escríbeme a:
asesores_cristianos@hotmail.com
CITAS
llamándome al Cel .: 986489386 ( claro )
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