Carta Abierta de
La Iniciativa peruana en defensa de la
Libertad de conciencia y religión
a
Su
Santidad
Benedicto
XVI
Papa de la Iglesia Católica Romana
Su Santidad,
Nosotros, los suscritos, miembros de varias Iglesias
Cristianas, le escribimos para solicitar su intervención inmediata a poner fin
a una persecución religiosa llevada a cabo por el Obispo Católico Romano de
Chiclayo, Perú, el Mons. Jesús Moliné Labarta.
Desde hace tres años, Mons. Moliné no cesa a hostigar
a un grupo de sacerdotes y obispos de otra Iglesia Católica, no-romana, la
Iglesia Apostólica Católica, Nuestra Señora de Guadalupe. En una docena de
ocasiones, Mons. Moliné ha denunciado a aquellos sacerdotes y obispos católicos
no-romanos en tribunales del Estado Peruano. Mayormente, las denuncias fueron
descartadas por carecer de fundamento. Sin embargo, debido a las continuas
presiones del Mons. Moliné, una Jueza en agosto de 2006 les dio sentencias de
dos años privados de libertad, y una serie de multas de esos sacerdotes no
están en condiciones de pagar. Unos tribunales peruanos a veces son
lamentablemente susceptibles a presiones de personas pudientes, creen 97% de
los peruanos, según una encuesta de la Universidad de Lima en 2006.
Las denuncias son varias: (1) contra la fe pública en
la figura de falsedad genérica (2) contra el patrimonio en la figura de estafa
(3)contra la paz pública en figura de asociación ilícita par a delinquir en
agravio de la sociedad, el Estado y la Iglesia Católica Romana en el Perú. Sin
embargo, según los religiosos sentenciados, los hechos denunciados tienen que
ver con los actos religiosos de su Iglesia, incluyendo liturgias, bautismos,
matrimonios, y pidieron óbolos voluntarios de los participantes en sus ritos. Esas
son acciones que se llevan a cabo en cualquier iglesia litúrgica, incluyendo la
Iglesia Católica Romana, y no deben ser la base de acusaciones civiles y/o
penales. Más bien, esos religiosos deben ser aplaudidos por su celo para
avanzar el trabajo del Reino de Dios (Mt.12:30), que es tan necesario en el
Perú.
Después de varios esfuerzos de invitar a la
Conferencia Episcopal Peruana y la Consejo Pontifico para la Promoción de la
Unidad Cristiana, para que hablen discretamente con el Mons.
Moliné, no se ha visto ninguna mejoría de la situación en Chiclayo.
Más bien, el Mons. Moliné y sus agentes recién han abierto otras denuncias en
Chiclayo contra más sacerdotes y obispos de esa Iglesia Católica no-romana, en
Chiclayo y en otras partes del Perú.
Como es de su conocimiento, Su Santidad, las acciones
del Mons. Moliné no obedecen ni a las políticas ecuménicas de la Iglesia
Católica Romana, descritas en Dignitatis Humanae, ni mucho
menos en la Palabra de Dios (véanse Mt. 5:23-25; 7:1-5; Mc. 4:24; 10:43-45;
11:25-26; Lc. 6:31-38 y 41-44; 1 Cor.6:1-7, y muchos versículos más.) Más bien,
nos hace recordar los métodos de la Inquisición, repudiados en el Perú aún
antes de la Independencia, hace dos siglos, y más recientemente, por el Papa
Juan Pablo II.
Su Santidad, se reconoce que el Continente
Latinoamericano ha sido evangelizado parcialmente, y hay mucho que hacer. Con
los recursos limitados de las iglesias latinoamericanas, es menester usarlos
para fomentar la evangelización y no los escándalos de celos clericales en
foros seculares. Todos tenemos que predicar por nuestras palabras y por
nuestras acciones. Le rogamos, Su Santidad, que dé instrucciones inmediatas
al Mons. Moliné de cesar este escándalo de acoso religioso contra
sus hermanos en Cristo, y emplear sus fondos en forma positiva y prevista por
los donantes, al fomentar en forma enérgica y amorosa, la evangelización del
Príncipe de Paz, Jesucristo.
Aprovechamos la ocasión para reiterarle, Su Santidad,
la expresión de nuestra mas alta consideración y de desearle muchísimas
bendiciones.
INICIATIVA PERUANA EN DEFENSA DE LA LIBERTAD DE
CONCIENCIA Y RELIGIÓN
FIRMAS DE SOLIDARIDAD Y APOYO
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