Características del matrimonio
cristiano:
El matrimonio cristiano es indisoluble,
se trata de un compromiso para toda la vida que uno realiza hacia su pareja. Es
una promesa recíproca de amarse, honrarse, respetarse y cuidarse en toda
circunstancia y situación hasta que la muerte los separe. No obstante, ¿Dónde
está escrita esta promesa recíproca en la Biblia? pues en ninguna parte, porque
no es Dios quien casa a las personas, es la pareja la que decide casarse libre
y espontáneamente, Dios sólo bendice la relación y espera que cada uno según la
promesa que hizo, se comporte hacia el otro con mucho amor, se apoyen y se
ayuden en todo mutuamente. No olvides nunca esto: TU DECIDISTE CASARTE, fue tu
decisión comprometerte para toda la vida, nadie te obligó y Dios no te lo
pidió, incluso hasta el apóstol Pablo recomienda no casarse a quienes tienen el
don de continencia.
El hombre y la mujer cristianos, no
pueden separarse de su cónyuge, Dios lo ordena de esta manera para que el “no
creyente” tenga la posibilidad de convertirse a través de su pareja creyente.
Sin embargo, el “no creyente” puede separarse cuando lo desee, es su decisión
(1Co. 7:15).
Aquí se encuentra una de las
interpretaciones más erróneas y perjudiciales para muchas personas cristianas
que piensan que deben estar amarradas de por vida a un hombre o una mujer que
les ha ocasionado daño.
Establezcamos algo: Si el “no creyente”
abandona al cristiano, este último no tiene nada que hacer para evitarlo, no
puede obligarlo a permanecer a su lado ¿verdad? Entonces queda libre de
responsabilidad, y por lo tanto se separan por causa del abandono del primero.
El asunto es, que no entendemos que significa el abandono. Tendemos a pensar
que el abandono es la separación física, irse de la casa y dejar a la otra
persona; pero el abandono tiene muchos matices, por ejemplo: Yo puedo abandonar
emocionalmente a alguien y seguir a su lado, le retiro mi cariño, mi atención y
practico la indiferencia, eso también es abandono; si yo golpeo a mi cónyuge
estoy expresando un tipo de abandono, puesto que he dejado de protegerle para
causarle daño, y si le soy infiel también le he abandonado. Hay muchas mujeres
cristianas que sufren con maridos que las golpean, o que le son infieles una y
otra vez o que tienen un trato hacia ellas deplorable. Estas mujeres cristianas
piensan que no pueden separarse de su marido porque Dios no se lo permite.
Debemos entender esto: Los golpes, la infidelidad, el maltrato verbal y la
indiferencia afectiva, todos son sinónimo de abandono, por lo tanto, el
cristiano víctima de estos sufrimientos está libre de su compromiso si así lo
desea, Dios no obliga a nadie a permanecer en una relación tortuosa.
Algo debe quedar muy claro: El cristiano
no puede repudiar a su pareja por ningún motivo a no ser por causa de
fornicación (Mat. 5:32), pero de acuerdo a lo que dice el apóstol Pablo (1Co.
7:15), el no cristiano puede repudiar cuando quiera a su cónyuge, y este es el
repudio del que ya hemos hablado, mal trato, infidelidad, indiferencia
afectiva. Es decir, bajo estas circunstancias, el cristiano ya ha sido
repudiado y por lo tanto la separación o disolución del vínculo matrimonial ya
ha tenido lugar, y ahora el cristiano es libre de decidir. ¿Que pide Dios en
este caso? que perdone, que intente salvar su matrimonio, pero Dios también
sabe que a veces la situación es insufrible y te deja en libertad de tomar una
decisión.
Lo explico de otra forma: Muchos se
preguntan ¿Cuál es la voluntad de Dios para mi matrimonio? La voluntad de Dios
no tiene nada que ver con el matrimonio de nadie. La voluntad de Dios siempre
tiene que ver con las cosas que son eternas, y el matrimonio no es eterno (Mt.
22:30). Por supuesto que a Dios si le interesa tu vida personal y quiere que
sea lo mejor posible, pero la voluntad de Dios, su propósito, su plan y
principal preocupación es la salvación de las personas. Hagamos entonces de
nuevo la pregunta ¿Cuál es la voluntad de Dios para mi matrimonio? La
respuestas es: Que tengas paz, tranquilidad, fuerza, ánimo y buena disposición
emocional para preocuparte del plan de salvación; ¿te permite tu actual
relación de pareja esto, o está siendo una piedra de tropiezo? (Mat. 6:33). La
integridad emocional y anímica deben permitirle al cristiano ocuparse en las
cosas que debe, si esto no está funcionando así, algo está muy mal.
Implicancias de la infidelidad en el
matrimonio cristiano:
Una infidelidad rompe el vínculo
matrimonial, puesto que las relaciones sexuales ilícitas nos unen a esa persona
(1Co 6:16) y Dios no obliga a nadie a permanecer casado bajo tanto sentimiento
de dolor y angustia que este suceso le puede ocasionar. Jesús dice claramente
que esta causal es motivo inmediato de divorcio (Mt 5:32).
Perdonar una infidelidad en el
matrimonio cristiano:
El perdón enseñado por Jesús, es para
todas las ofensas que el ser humano pueda hacer en contra de nosotros, y eso
incluye la infidelidad matrimonial, es decir, el cristiano debe perdonar una
infidelidad. Eso no significa que esté obligado a seguir viviendo con la
persona que le fue infiel, la infidelidad disuelve el vínculo matrimonial y
autoriza al cristiano a separarse si así lo desea, o puede decidir seguir
viviendo con su cónyuge. En cualquiera de los dos casos debe perdonar.
La Biblia, como ya vimos, establece las
causas por la cuales se puede disolver el vínculo matrimonial, no obstante en
ninguna parte se le ordena al cristiano separarse por uno u otro motivo, esto
es absoluta y total decisión de cada uno frente a su problemática.
Si tú como cristiano fuiste víctima de
una infidelidad y crees que tienes la fuerza para perdonar y continuar la
relación, existiendo de por medio un real y genuino arrepentimiento de tu
pareja (cristiana o no) lo recomendable es perdonar y comenzar a buscar la
restauración matrimonial y emocional de ambos lo más rápido posible.
Por otra parte, si has sido víctima de
una infidelidad y no crees tener la fuerza para superar una infidelidad por
diversos motivos: Reincidencia de la pareja infiel, violencia intrafamiliar o
has tratado de continuar por algunos meses o años y sencillamente no lo puedes
soportar; no te sientas obligado a continuar la relación, primero está tu
estabilidad emocional. Dios no quiere bajo ningún punto de vista que caigas en un
torbellino depresivo del cual difícilmente podrás salir sin ayuda profesional y
que disminuirá todas tus capacidades y talentos. No obstante, después de una
separación aunque sea definitiva, debes buscar el perdón por lo que te
hicieron, esto significa no albergar sentimientos de odio, rencor o venganza.
No estamos recomendando bajo ningún
punto de vista el divorcio. Frente a una infidelidad el cristiano debe procurar
hacer todo lo que esté a su alcance para mantener su matrimonio, velar por el
bienestar de su pareja e hijos y si es necesario recurrir a la ayuda
profesional. No obstante, existen situaciones matrimoniales que como dijimos
son insufribles, y es allí donde será mejor considerar la separación como una
ventana de auxilio.
Cuando el cristiano decide perdonar una
infidelidad y continuar la relación, está tomando la decisión de cargar una
cruz, pero debe tener claro que una cruz no se carga sólo por cargarla, sino
que se hace con un propósito que tiene implicancias trascendentales muy
importantes. Jesús al cargar su cruz tenía un propósito muy claro e importante,
no sufrió solo por querer sufrir ¿verdad? Si ves que este sufrimiento no
te conduce a nada sino sólo a más sufrimiento, entonces será cargar una cruz
sin ningún propósito. Recuerda que Dios quiere que tu vida tenga un propósito,
el cual debe tener necesariamente implicancias eternas.
Ahora te invito a que dediques un tiempo
para la reflexión de este tema:
§
Tú que eres creyente revisa y considera
las posibilidades que tienes con tu matrimonio.
§
Recuerda que Dios no tiene la culpa de
lo que te sucedió, las tentaciones de la carne son muy fuertes para todo tipo
de personas y Dios con toda seguridad te ha protegido de algo peor.
§
No condenes a tu cónyuge, no ocupes
frases ni palabras condenatorias, recuerda que lo que le que ocurrió a él, en
circunstancias similares también te pudo ocurrir a ti. No tires la primera
piedra (Jn. 8:7)
§
Recuerda la parábola del “Siervo
desagradecido” (Mt. 18:23-35) no importa cuangrande ofensa comentan contra ti,
debes perdonar porque Dios te perdonó primero una ofensa mucho mayor.
§
Recuerda buscar y pensar en la voluntad
de Dios para tu vida, dentro de la cual puede ser continuar la relación por la
importancia que hay detrás de eso o también puede ser terminarla porque no
tiene posibilidades futuras.
§
Conversa ahora con tu cónyuge acerca de
este tema, plantéale el panorama bíblico frente al matrimonio y la importancia
que tiene para ti.
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