Padre santo, en el nombre de nuestro amado salvador Jesucristo, a esta hora declaro palabra de salud y sanidad sobre todo aquel que mire esta página y tenga fe que la recibirá.
Declaro que tu palabra no retornara atrás vacía. Por lo tanto declaro que lo establecido en Isaías 53 es cierto y yo reclamo esa sanidad para todo el que lo crea. En la autoridad que me ha dado tu palabra, declaro y proclamo que todos somos redimidos de la maldición de toda dolencia y rehusamos tolerar sus síntomas.
A ti te digo, Satanás, te hago saber en el nombre de Jesucristo, que tus principados, potestades, y espíritus que rigen las tinieblas de este siglo y tus huestes espirituales de maldad en las regiones celestes, están atados y en ninguna manera pueden obrar en mi contra, ni en contra de mis hermanos.
Soy propiedad de Dios todopoderoso, y no te doy lugar en mí, ni en mi familia, ni en mis hermanos en la fe.
Declaro que yo soy de los que habito al abrigo del altísimo como está establecido en el salmo 91, y que permanezco estable y soy protegida por la sombra del omnipotente, cuyo poder no puede resistir el enemigo.
Me cubro con la sangre de Cristo, igualmente cubro a mi familia, mi casa y a mis hermanos en la fe.
Te digo a ti, Satanás, no tienes poder sobre ninguna persona propiedad de Cristo.
Padre Dios, te alabo y te bendigo y te doy gracias por esta bendición que nos has dado a través de tu hijo Jesucristo. Te doy gracias porque tú nos libras de cualquier obra del infierno que venga a querer tocarnos, te alabo y te agradezco que ninguna maldad venir contra mí, ninguna plaga tocara mi morada. Confieso que la palabra de Dios habita en mí y me da perfecta integridad de mente y toca las partes más profundas de mi cuerpo, de mi espíritu, y hasta las coyunturas y la medula de mis huesos.
Padre, declaro que tu palabra es medicina para mis huesos y vida para todo mi ser. Declaro que tengo la armadura de Dios sobre mi y que ninguna arma forjada contra mi prosperara.
Me mantengo en la inmovible y firme seguridad de que tengo salud y sanidad ahora mismo en el nombre de mi amado Jesús.
Gracias Dios porque ataste y derrotaste al enemigo para siempre.
Amén.
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