Por Dante Bobadilla Ramírez
Fuente: Voz liberal del Perú
El debate del Congreso sobre las modificaciones del Código Penal, donde se rechazó la identidad sexual como agravante, muestra una serie de argumentos falaces que, sin embargo, se admiten como fundamento y premisa. Para empezar está la idea curiosa de que "el Estado tiene la obligación de proteger a los sectores más vulnerables". Suena lindo y se admite así sin más como una gran verdad. Es la base de todo el raciocinio ético político actual. Pero este pensamiento es tributario de la onda progre actual que ve en el Estado la gran solución a todos los problemas. Algo que a mi me resulta bastante fantasioso. ¿Cómo es que en realidad protege el Estado a los ciudadanos?
Más allá de la letra, es decir, de la palabrería, la protección del Estado se concreta mediante el accionar policial. El resto es humo. Esa protección policial está hoy muy venida a menos porque la policía es insuficiente, mal preparada y mal equipada. Y encima de todo eso, las leyes no protegen al policía que actúa en defensa de los ciudadanos sino que los acusa. Así que en realidad, mientras no exista policía eficiente, un sistema carcelario adecuado y un sistema judicial probo, el resto es letra. Bella, pero verso al fin. Lo que necesitamos no es más artículos, más penas, más tipificaciones sino más policías, más cárceles y jueces más drásticos. Estamos hasta el cuello de leyes y palabrería progresista.
Está bien que el Código Penal sea actualizado para incluir nuevas figuras delictivas como el sicariato juvenil y acelerar los procesos judiciales, pero estar incrementando figuras de tipificación del delito en virtud de la víctima acabará llevándonos a una situación francamente ridícula, donde el Código Penal será una feria de delitos especiales y donde el homicidio común y corriente será lo raro. ¿Qué sentido tiene todo eso? Ninguno. Creer que incluir tipificaciones es proteger a las víctimas es de lo más extravagante. Revisemos la argumentación que se ha presentado en el Congreso, algo resumida.
Decía el congresista Mulder: "Sinceramente creo que la presidenta de la Comisión de Justicia, quien ha hecho un excelente trabajo, no va a tener ningún problema en incorporar los conceptos de identidad de género y orientación sexual, porque mientras más conceptos haya, señor presidente, mayor será la protección a la individualidad que puede ser objeto de un agresión irracional de un delincuente que mata simplemente por la identidad de la persona". Pero vaya que sí tuvo problemas y tal propuesta no prosperó. Sin embargo ¿cómo es que Mulder ve tan claro y evidente que a mayores tipificaciones mayor protección le brinda el Estado a... un muerto? Aunque él asegura que esta tipificación se extiende incluso a la injuria. Pero la tipificación es para el homicidio.
Para terminar, Mulder reconoce que con estas tipificaciones los delitos no van a disminuir pero que eso es lo de menos, ya que ellos, los congresistas, tienen que "responder al clamor popular". Para eso están, asegura. Y por tanto su deber es responder a ese clamor. En buena cuenta, el pueblo exige circo y el Congreso se lo concede. Sin duda la justicia y la política no ha cambiado nada desde los días en que la chusma exigía a gritos la crucifixión de Cristo. El político simplemente se mueve a los gritos de la plebe y de los gritos histéricos de la logia gay que hoy es la que más grita. Así andamos.
El congresista Yonhy Lescano interviene: "Señor presidente: estoy concurriendo a la vigésima quinta reforma del Código Penal que se hace desde el año 2001, casi 25 reformas y ahora nos traen una reforma muy voluminosa; sin embargo, la experiencia nos dice que los delincuentes siguen cometiendo delitos y muchos más delitos que antes, lo cual significa que estas reformas no están sirviendo de mucho. Se crean nuevos tipos delictuales, etcétera, etcétera, etcétera. Los delitos siguen...".
El congresista Mulder interrumpe: "Presidente, es un error recurrente suponer que el Código Penal es el que va a lograr la disminución de la tasa de criminalidad en una sociedad. No es para eso el Código Penal, presidente. El Código Penal es para justamente tipificar las conductas que deben ser reprimibles, para castigar con penas que tienen como fin una resocialización a quienes cometen esos delitos. Pero la lucha contra la delincuencia no es del Código Penal, es solo una herramienta, es de una política mucho más amplia e integral...".
Política integral que ciertamente no existe y nunca ha existido. Todo lo que siempre se hace es maquillar el Código Penal, y por eso, con razón, el congresista Beingolea se queja de que el Código Penal ya no tiene ninguna estructura jurídica. En buena cuenta ya es un mamarracho jurídico. Por otro lado, eso de que se tipifica para castigar con el fin de resocializar es otro buen embuste. Ninguna cárcel peruana resocializa. Más aún, ni siquiera las escuelas públicas socializan. Así que ¿dónde está la política integral? Todo lo que se busca es sumarle más años a un "crimen de odio". O sea, se responde el odio con más odio. Pero algunos llaman a la simple venganza, justicia.
Pero aquí viene la parte que más me gusta. El congresista Humberto Lay Sun interviene y pulveriza todos los argumentos pro gay así:
"Como legisladores tenemos que ser muy objetivos, serenos y legislar o dar leyes que realmente respondan a una necesidad real en el país. Se ha afirmado que existe una homofobia, una violencia contra las personas de orientación sexual diferente. Sin embargo, tenemos que ir a las cifras, tenemos que ir a la realidad. El informe anual sobre DDHH de LGTB en el Perú, el año 2012 reporta 7 supuestos asesinatos cometidos por odio en el país, de un total aproximado de 20 000 asesinatos. 7 es también el informe que da la misma institución llamada Promsex, y que estos 7 han sido motivados por odio o por homofobia. Se menciona el caso de Enrique Armestar, ocurrido el 25 de julio del año 2012, que fue uno de los casos más sonados por los medios de comunicación, debido a que fue asesinado por descuartizamiento, pero el crimen fue cometido por su propia pareja sexual. Y de los otros 6 casos, Roberto Adolfo Ormeño fue asesinado el 8 julio del 2012 por robo en su vivienda por dos de sus parejas sexuales. Ángel Pascual Martínez, fue asesinado el 13 de julio, presuntamente cometido por un amigo suyo con el que pasó la noche bebiendo licor. Amador Millones Tantachuco, fue asesinado el 13 de agosto, y a la fecha del crimen la policía presumía que el crimen se cometió por venganza o por ajuste de cuentas. Francisco Chique Torres fue asesinado el 30 de setiembre por su propia pareja sexual. Y Carlos Velásquez Gómez, asesinado el 6 de diciembre de 2012 para robarle su computadora y también se reportó que recibía amenazas de su pareja sexual. Entonces, las leyes, repito, tienen que responder a una necesidad y a una realidad. Si vemos que de un total de 20 mil asesinatos cometidos el año 2012, solo siete han sido de personas de orientación sexual distinta, y de estas siete aparentemente cuatro o cinco han sido cometidos por su propia pareja sexual, entonces no vemos la razón para dar una ley por los dos restantes casos".
Y para terminar el congresista Lay recuerda que ya en la Constitución se menciona el sexo como motivo de discriminación. Entonces... ¿para qué más?
Entonces interrumpe el congresista Bruce:
"Yo quisiera preguntarle al congresista Lay, ¿cuántas personas han muerto en el último año en razón a su religión? Creo que ninguna, sin embargo religión sí está incluido. Entonces, no se trata de estadísticas, no se trata si murieron muchos o murieron pocos. Se trata si queremos incluir a sectores sociales vulnerables. Insisto, que aquí no estamos juzgando si nos gusta o no su estilo de vida, sino que objetivamente todos sabemos y a diario está en los periódicos que personas gay, transexuales, lesbianas, son golpeadas y hasta asesinadas. Ese es un hecho factual. Y religión está incluida, sin embargo ni una persona ha muerto por su religión el último año, pero está bien que se incluya. Y por eso es que pido que también se incluya orientación sexual e identidad de género".
Y luego añade el mismo congresista Bruce: "Creo que le hace bien al país, mientras más descriptiva es el artículo, más personas se van a sentir protegidas, más ciudadanos de este país van a sentir que este Congreso pensó en ellos, y por lo tanto, conviene que el artículo sea un poco grande, que haya muchos sectores sociales incluidos, porque lanzamos un mensaje claro, que aquí no estamos excluyendo a nadie, que aquí estamos incluyendo a todos".
En resumen, lo que el congresista Bruce quiere es ofrecer a los ciudadanos una percepción de seguridad. Solo una percepción. Ya que en los hechos no existe forma de que un artículo del Código Penal proteja al ciudadano. Eso no existe. Es falso. Totalmente falso. El hecho de que exista una tipificación por la religión no hace más que evidenciar la inutilidad de la norma. Lo que habría que hacer es corregir todo ese mamarracho en lugar de aumentarlo.
Entonces tenemos que, como ha demostrado el congresista Lay, no existe base real para proceder a incorporar un agravante de este tipo. Francamente no estamos en un país que se diga "homofóbico". Las estadísticas y el detalle de los homicidios no dejan lugar a dudas. Lo único que tenemos es una logia progre pro gay muy activa y bullanguera. La Constitución ya condena la discriminación sexual, pero eso no les basta. El Código Penal ya está bastante parchado y se ha llenado de mera retórica fútil que muchas veces dificulta la aplicación correcta de la ley. De acuerdo a los expertos y juristas más destacados, ese no es el camino para solucionar problemas sociales, si los hubiera, pero en este caso no lo hay y ya ha sido demostrado. Entonces ¿de qué se trata toda esta cantaleta pro gay? No me cabe la menor duda de que todo este circo pro gay es parte de la actual moda cultural progre. Más nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario